"Primero lo primero: el primer amor..." IV

Jelou!


En lo sucesivo, la apología de alejandra se manifestó de otras maneras: por temor a q alguien notara mi particular idilio, opté por distanciarme de ella. Recuerdo nítidamente q empecé a pasar los recreos sola, sentada en una banketa, detrás de un árbol q creo ya no existe. Con una varita, escribía su nombre en la tierra y luego lo borraba rápidamente con la suela del zapato.


Enmedio de gritos y juegos de corretear, de olor a tortas y agua de limón, a veces se acercaba alguien: " kieres jugar?", yo decía q sí... pero otras muchas veces simplemente me negaba. Nadie nunca indagó por qué... ni sikiera ella.


A medio día simplemente la miraba partir de regreso a casa de la mano de su mamá (de kien heredó sus bellos ojos). Nunca supe su nombre, pero siempre me saludaba con una sonrisa.


A veces, yo misma me sorprendo de todas las cosas q hacía y pensaba a tan corta edad. Supongo q mi propia madre no fué capaz de saber qué me pasaba, obvio, no es adivina! Y por supuesto q yo no le diría ni media palabra. Pues bien, a partir de ello me volví hermética con mis sentimientos. Es así q nunca tuve la confianza de platicar con mi madre alguna cosa q me pasara, fuera de la naturaleza q fuera. Así viví mucho tiempo, cautiva de mis propios secretos.

Hasta akel buen día del 2 de agosto del presente, en q le revelé a mi madre mi secreto... pero esa es otra historia, diría Doña Chole.

Las noches eran invariablemente de soñar con Alejandra. Desde antes de meterme en la cama, desde antes de lavarme los dientes, aprendí a inducir a mi mente para poder soñar con ella. Incluso esperaba la hora de acostarme como kien espera el anhelado encuentro... y soñaba con ir a su casa a jugar, no importaba mucho a qué, mientras "estuviera" cerca de ella.

Paradójicamente, no sabí dónde vivía ella. Nunca lo supe. Pero yo soñaba q nos sentábamos juntitas, a la puerta de una casa blanca.

Así, entre sueños secretos e imaginarios besos prohibidos, pasamos a segundo año...

(Continuará...)