lunes, 10 de diciembre de 2007

"Eran de piedra".



"Eran de piedra".

Mis manos eran de piedra,
de la más dura y cerrada cantera.
De siglos de miedo y de confusión.
Inherte mineral, centinela
del más hondo y oscuro paraje
que resguardaba el más obvio secreto.
Eran sin ser nada,
inalterables, inútiles, atadas.
Así eran ellas... vacías, vanas.

Y eran mis labios futil fantasía
de un sombrío invierno
o un lejano verano.
Mil veces desearon la visita amada...
y los visitaron las mil soledades.
Mis labios de arcilla,
de tierra culaquiera
¿pudieran acaso - ¡ay, acaso pudieran! -
pronunciar tu nombre, !oh! mujer serena?

Mis manos eran de piedra,
de la más dura y cerrada cantera.
¿Qué maravilla o don reviste tus sienes
que tu voz me pronuncia
y mi piedra parece clara agua ligera?
Pasas tú, mi dueña, absorves mi sed.
Llévate mi piedra con su potencial:
mi piedra acompleta tu blanca pared,
mi piedra que es agua por tu voluntad.

Y eran mis labios futil fantasía,
mis labios de arcilla, de tierra cualquiera.
De siglos vacíos, de tardes desiertas.
En tales tierras, tú mujer, sembraste anarquía
¡tú, mujer amada, mi esclava, mi dueña!
y crecen los sueños, las ansias tremendas:
en mi tierra seria se yergue tu flor
que es antecesora de tu tierno fruto
redondo y profundo... ¡tu beso de amor!

AtL.

No hay comentarios: