miércoles, 26 de diciembre de 2007

No sabes...




Tú no sabes lo que me pasa cuando yo te miro. Ésto que me golpea el pecho y me alimenta las ansias... ansias de tenerte y tocarte, de tocarte y amarte...

 Te hablo del huracán que duerme en mi sangre y que despierta con sólo mirarte. Éste sentimiento que me dejaste varado en los huesos el día que te conocí. 

Yo no sabía que ésto me ocurriría al acudir a tu llamado y ahora mírame... mírame. Tú no sabes lo que yo siento cuando me miras: es un caer lento y profundo desde la cima de mí misma y que me hace cautiva de cuerpo entero y tiemblo y me ahogo y me seco y finalmente me muero en tu sonrisa porque es tan fuerte... es demasiado fuerte el poder que ejerces sobre mis latidos, mujer. Y te miro y ya no miro nada más... te oigo, te presiento en un reflejo. En un recuerdo. Aquel recuerdo tibio y desmesurado de tu aliento sobre mis labios que me contagian vida. Y te miro y me da cierto conocido temor, que no angustia ni pesa, que acompasa el corazón y hace fluir la sangre como sólo fluye al nacer. 

Yo muero y renazco en tus ojos y en los míos. Tú no sabes lo que yo siento cuando te miro.

AtL.

No hay comentarios: