sábado, 15 de septiembre de 2007

"Hoy desperté en un sueño".


Hoy desperté en un sueño. No estaba sola. A través de mis párpados ví la traslucidez que seleccionó la cortina. Manipulé mi mente y le hice creer que la luz que brillaba era la de tus ojos, que me observaban tiernos, cercanos, mientras yo fingía estar dormida.

Me estiré un poco y aprovechaste para introducir tu cuerpo pekeño (como un regalito) y te arremolinaste suavemente hasta adherirte a mis costillas. Y a pesar de q eres liviana, yo sentí tu peso y respiré diferente, pausado, lento, como para repartir un solo aliento en dos cuerpos. Armé un tunel con mis piernas y tú sabías q era para tí: entrelazaste las tuyas, tibias... adoro ese roce de tu rodilla tersa, redonda. Seguí con los ojos cerrados y suspiré. La seda de tus dedos se posó en el hueso de mi cadera, una ilustración de tu mansa fidelidad, como un cachorrito dormitando ante la puerta entreabierta de mis anhelos.

Alimenté mi ilusión y tu mano se deslizó discretamente hasta mi pubis. Yo seguí inmóvil y suspiré otra vez. Sentí rodar tus yemas de ida y tus uñas de venida y mi respiración cambió de nuevo. Tú seguías clavada en mi costado, mirándome, mirando la recámara al rededor, ese lugar donde habías aterrizado tan temprano. Tus dedos seguían meciéndose suavemente en mi enmarañada intimidad.

Así estuvimos un rato. Yo fingiendo inútilmente q dormía y tú gastando el tiempo nuevo en caricias y en ternura. Entonces, el prolongado ayuno provocó un ruido en mis entrañas, como un bostezo lejano... tú lo escuchaste y acercaste tu mano a mi estómago y diste vueltas en él, palpando cada poro, como buscando algo. Luego llegaste a mi ombligo y ahí te quedaste a jugar a dibujarlo.

No sentí más nada. No había ira, ni miedo, tampoco angustia o dolor alguno. El sosiego era tal q ni siquiera sentía mi cuerpo. Y pensé "así debe ser la muerte". Pero estaba viva, lo sentía en mi ombligo, el roce de tus dedos era el hilo que sostenía mi vida.

Desperté en un sueño hoy. Estabas aquí. Y sólo yo sé si fué real... y sólo yo sé tu nombre y lo pronuncio bajito... mi amor.

AtL.

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