sábado, 15 de septiembre de 2007

"Humana Certeza".



"Humana certeza".

Es verdad. Me llenaste de tí con un beso.
La ternura y la pasión que te sostiene
son las mismas que a mis días dan color.
La suprema caricia de tu labio me rebosa.

Cierto es. Eso que me diste en aquel roce
en ese instante, aquella noche estrellada,
sólo tú has sido capaz de provocarlo.
Éste dulce temblor que me adorna el paladar.

Así es. El susurro de tu melodía
que suena breve y lejano cada instante
cada vez que evoco tu presencia
nuevamente llena todos mis espacios.

Sí, lo sé. Como sé que sólo existe el presente.
Alucino tu mirada que procede del ayer
y que omitiendo toda regla natural
ha logrado pentrar mi cotidiana aurora.

Es muy cierto. Como ciertas son mis manos
que aún llevo salpicadas de tu piel.
Sí, las llevo aún fragantes, desquiciadas,
por el azul aroma de tus senos claros.

Tal cual fué. Una ternura casi imposible, pura,
me vaciaste sin dudar con el llano de tu espalda.
Abrí un sendero a punta de caricias
y quebrantó tus cadenas un sollozo entrecortado.

Es correcto. Que mi lógica extraviada,
inútil, sin sentido y sin carácter alguno
dejé olvidada en algún punto
del exquisito vaivén de tus caderas.

No lo dudo. Que en la obvia brevedad
que sostiene mi caduco cuerpo de mujer
soy capaz de repetir, y aún de multiplicar,
todas esas sensaciones en tu bella desnudez.

AtL.

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