jueves, 23 de agosto de 2007

"Primero lo primero: el primer amor..." VI

Jelou!

Así fué amigas. Así soy. Más q probado está q, para mi propio detrimento, no sé olvidar una ofensa. Hago esfuerzos por comprender el nefasto y decadente lado oscuro de la dualidad humana. Me identifico a veces, y sigo adelante. Algo así como "perdonar"... pero los golpes q he recibido han dejado claras muescas en mi corazón de niña. No sé olvidar.

Ello no significa guarde rencor alguno. Eso es una cuestión aparte. Y no es q me resista a alojar ese sentimiento ni tampoco significa q esa acción me persuada de ser una "mejor persona". Significa simplemente q he sido incapaz de sentirlo. No guardo rencor, no puedo.

Estoy segura de q más de una estará de acuerdo conmigo: hay personas q dejan impregnada su presencia, muy dentro. Se vuelven carne del corazón y kedan ancladas en el pensamiento para toda la vida.

Ahí están, como fantasmas q circundan el aire q respiramos. Fantasmas invocados por la remanencia de un olor, por la letra de una canción, por la fotografía mental de un lugar o por palabras como éstas, akí y ahora, q hacen las veces de hechizos: atrévanse a pronunciar su nombre ahora... incluso si aún no alcanza la categoría de "fantasma".

Fantasmas invocados por su propia ausencia...

El de Alejandra es el más cautivo y cautivador, por ser el mas antiguo...el primero!

En los años posteriores seguí cerca de ella. Fué parte de la cotidianeidad. Ya no nos dirigíamos palabra. Los años alimentaron la leyenda de mi primer amor; conjuntamente la dosis de dolor. La segunda mitad de la primaria y toda la secundaria seguimos viéndonos, más bien yo a ella, mis miradas furtivas a la distancia nunca cesaron. Su consistente desdén continuó siendo motivo de mi regular llanto.

Al entrar al bachillerato le perdí la pista. Pero no por mucho tiempo... tuve un receso de un año en q no apareció más esa sensación punzante de daga caliente, detonada por su ignominiosa presencia.

Así q un día, sin sospecharlo, caminando en un lúgubre pasillo de akel odiado edificio al q llamaba escuela, así de repente, la ví. No pude evitar q me recorriera desde la espalda esa sensación q me invadió todas las células en un fragmento de segundo. Con los pulmones desconectados empecé a temblar... después de casi 10 años de empezada ésta historia, seguía teniendo el mismo efecto. Con trankila maniobra evasiva, huí de ahí pero sin alejarme mucho. Otra vez a la distancia, la seguí con la mirada.

Pero, ¿qué hacía ella ahí??? surgió una confusa sospecha (no sabía si alegrarme o deprimirme): ella ingresaría a la misma prepa. Seguro q ya la habían "tronado" en donde kiera q estuviera. Estudiar nunca fué su fuerte.

Días después la confiramción fué cruda: la ví en la escuela, ya de falda gris y sweater guinda... y para colmo, en mi salón...

(Continuará...)

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